Plasma de recuperados: «no es la cura, pero hoy es la opción más esperanzadora»

Lo afirmó la científica argentina, Laura Bover, quien impulsa el tratamiento, junto a un equipo de investigadores y científicos de todo el mundo. La doctora, que dirige un Laboratorio en el centro MD Anderson de Estados Unidos, sostuvo que se trata de una terapia experimental que está dando buenos resultados.

Silvana Salinas

La científica argentina Laura Bover, quien posee más de 30 años de trayectoria en el país, y actualmente dirige el Laboratorio de Anticuerpos Monoclonales del M.D. Anderson Center de la Universidad de Texas, en Houston, Estados Unidos, una institución referencia en materia de salud mundial, es una de las principales impulsoras de la utilización del plasma de recuperados de COVID-19 para tratar otros pacientes críticos de la pandemia.

De hecho, lidera un grupo de investigadores y científicos en todo el mundo que trabaja en el tema y asesora en forma directa a representantes de diversas provincias argentinas y otros países para la aplicación de este tratamiento.

Si bien en Río Negro y diversas provincias aún no se utiliza el plasma de pacientes convalecientes, y algunos funcionarios hasta se atajan a la hora de la consulta: «no es mágico ni sirve para todos», aclaran, Bover insiste en que deben agilizarse los pasos para brindar una alternativa a los pacientes más graves que lo necesiten.

La investigadora explica por qué ésta es hoy «una de las opciones más esperanzadoras» y «más baratas» que viene registrando resultados exitosos. La experta también alerta sobre los cuidados que deben tener los pacientes recuperados que se tratan con plasma.

«Esto no es un proyecto de investigación, la utilización del plasma ya es experimental -aclara- así como cualquier otra de las terapias que se utilizan para el SARS-COV 2, porque es un virus nuevo, no sabemos ante cuál terapia va a responder y lo único que sabemos es históricamente qué ha pasado con otros virus similares».

«Hay bastante historia como para decir que ha resultado efectivo en numerosas infecciones virales, por ejemplo, el SARS-COV 1, en el ébola, en el MERS que es otro síndrome respiratorio agudo que se dio en el 2012, incluso se utilizó en la gripe española, y en todos los virus tuvo efectos diferentes, en algunos más impactantes. En este no sabíamos cómo va a resultar y la verdad es que parece ser que está dando buenos resultados», sostuvo.

Tanto la hidroxicloroquina, los antivirales, la dexametasona, otros antiinflamatorios y todos esos otros tratamientos que se están usando, «no están probados, son todos experimentales» y por eso «se va aprendiendo a medida que se va haciendo», indicó Bover, PhD del Departamento de Genomic Medicine/Immunology de la Universidad de Texas MD Anderson Center.

  • ¿Con qué experiencias ya se cuenta y con qué resultados?
  • En Estados Unidos la Clínica Mayo ha realizado más de 26.000 transfusiones de plasma en pacientes severos, moderados-severos y algunos hasta muy graves cuando ya no había alternativas. La respuesta no se sabe, algunos pacientes reaccionan bien, otros no reaccionan tan rápido, va a depender de cada paciente. Se está estudiando. Pero ya se sabe que es más efectiva esta terapia cuando se da antes en la progresión de la enfermedad. Entonces, si no hay otra alternativa qué es lo que lo uno hace ¿esperar? Esto puede llegar a evolucionar muy bien.
  • ¿Y en el país?
  • En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, hasta la semana pasada se habían hecho 100 casos, el 90% de los pacientes a los que se le transfundió el plasma se recuperaron. En los 26.000 de Estados Unidos, se hizo un corte y se estudió a los 5.000 y se encontró que hubo pocos efectos adversos. Y el índice de mortalidad fue menor al de aquellos que no recibieron plasma».

Bover destaca que hoy son muchos más «los sí» que «los no». «Es algo barato. Puede que no sea barato el proceso de extracción del plasma, porque requiere descartables, pero en sí es un producto que es gratis. El donante es voluntario, lo hace solidariamente. Hoy por hoy es uno de los tratamientos más baratos, es una excelente opción».

  • Una alternativa más, lo cual no significa la cura.
  • Los científicos somos muy cautos y no nos gusta decir que es la cura, pero si no tenés otra alternativa y al paciente ya le fue mal con otras terapias, creo que es una opción muy esperanzadora.
  • ¿Hay riesgos, qué cosas a tener en cuenta?
  • Hay que tener cautela cuando se da el plasma, porque la persona piensa ‘ya me curé no voy a volver a tener’, eso no es así. Porque los anticuerpos que son los responsables de frenar la infección del coronavirus, la entrada del coronavirus a las células del paciente, que está infectado, esos anticuerpos que son los neutralizantes y los específicos, tienen una vida media en la sangre. ¿Qué quiere decir? Que al cabo de un cierto tiempo se degrada. Esta vida media en anticuerpos, en general, es de aproximadamente de 20-30 días, o sea que si una persona se enfermó, se le dio plasma, se recuperó y salió de nuevo no puede considerar estar protegida y que no se va a volver a infectar. Tiene que cuidarse de la misma forma que se cuida otra que no estuvo infectada. Esto es para el receptor. Mientras que el paciente que se recuperó por sus propios medios, por su sistema inmune, quedan células de memoria y esas siguen produciendo anticuerpo. ¿Por cuánto tiempo? No lo sabemos. Aún hay mucho para ir aprendiendo a lo largo de esta pandemia.

Se suman al plasma

Cada vez más provincias en el país, y también otros países, están adhiriendo a la terapia. «Estuvimos ayudando a Chubut, una diputada está presentando un proyecto de ley para promover la utilización del plasma y considerarlo de interés provincial, como ya se hizo en distintas provincias (del norte). Bolivia tomó nuestros protocolos, y en Chile ya se está haciendo. También Colombia quiere organizar todo para comenzar a aplicarlo allí», destacó la científica.

Compartí