Ningún milagro: estas son las claves para prevenir infartos

Vida sana, caminatas, cero cigarrillo y buena alimentación.

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Parece increíble, pero es cierto. En el Mes Mundial del Corazón, los expertos machacan y machacan una palabra: “prevención”. Y está muy bien que así sea, porque con escasas “herramientas” que están al alcance de la mano, se estima que se podrían prevenir una gran mayoría de los infartos que hoy causan millones de muertes en el mundo y suceden a edades cada vez más tempranas.
Hoy se sabe que las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud, y el 30% de ellas en personas de 30 a 69 años.
Sin embargo, una gran proporción de estos casos fatales podrían evitarse con la incorporación de buenos hábitos como elegir alimentos saludables, realizar actividad física, no fumar, mantener un peso adecuado, controlar los niveles de colesterol y sobretodo realizar un control cardiovascular anual.
Frente a este escenario, Demetrio Thalasselis, cardiólogo y director médico de Leben Salud, destacó que es importante realizar controles periódicos de salud y llevar un estilo de vida saludable, para prevenir estos eventos.
¿De qué hablamos cuando escuchamos que alguien sufrió un infarto?
“Un infarto es una complicación grave dentro de las enfermedades de las arterias del corazón, que se llaman arterias coronarias, y llevan el oxígeno y nutrientes para poder funcionar. La oclusión de una de estas arterias coronarias da pie al infarto”, explica el especialista.
“Esa oclusión tiene que ser total y sostenida en el tiempo, y durante el tiempo que el corazón no recibe sangre las células se deterioran o pueden morir, y esa muerte celular o de una porción del corazón es lo que denominamos infarto”, agrega, con precisión.
Todo puede ocurrir muy rápido, “en 20 o 30 minutos ya tenemos constituido un infarto definido y tenemos que actuar en el menor tiempo posible para limitar el daño”, advierte Thalasselis.
Es vital que el paciente y su entorno puedan reconocer, entonces, las señales para poder buscar ayuda adecuada.
Un dolor en el pecho es su síntoma principal, se trata de un dolor opresivo que se ubica en la zona del esternón o “de la corbata”, que se irradia hacia el cuello, a la mandíbula, al brazo izquierdo, a la espalda, a la boca del estómago y que puede verse acompañado de náuseas, de sudoración, de palidez y “una sensación inminente de muerte”.
“Puede haber otros síntomas en grupos más reducidos de pacientes, pero lo más importante es que ante la presencia de un fuerte dolor en el pecho, nosotros podamos descartar lo más grave, que es un infarto. ¿Y por qué es lo más grave? Porque pone en riesgo la vida”, destaca el cardiólogo de Leben Salud.

«Más o menos graves»

Los infartos pueden ser “más o menos graves” pero en todos los casos se requiere intervención médica. “Los infartos localizados en la cara inferior del corazón sin síntoma de fallo cardíaco pueden tener una mortalidad de alrededor de 7 u 8%, mientras que un infarto extenso en la cara anterior del corazón con insuficiencia cardíaca, puede tener un índice de mortalidad del 80%”.
Thalasselis remarca entonces que “es importante siempre pensar en el infarto y buscar el diagnóstico, porque es importante poder realizar con urgencia una reperfusión, que significa llevar nuevamente sangre a esa arteria que se ocluyó. Y lo podemos hacer a través de dos técnicas: con el uso de trombolíticos, que son drogas específicas, y la segunda es una angioplastia coronaria, que se realiza a través de un catéter”.
Es importante conocer que los infartos ocurren mayormente alrededor de los 50-60 años de edad y se relacionan fundamentalmente con el hábito de fumar, con el estrés, la hipertensión y la diabetes.
Es vital prevenir: “el corazón no nos avisa hasta que una arteria está tapada en un 79% aproximadamente”.

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