Más casos y alerta epidemiológico por Hantavirus

El Alerta Epidemiológico, referido a la Vigilancia y Control de Hanta Virus, fue elaborado por el Ministerio de Salud del Chubut.
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Las infecciones por hantavirus representan una zoonosis emergente, trasmitida al hombre por roedores infectados por dichos virus. Los reservorios naturales de la infección son ciertos roedores silvestres, que presentan una infección crónica asintomática con viremia persistente y eliminan el virus a través de la orina, saliva y excretas.
Los hantavirus son virus ARN que pertenecen a la familia Bunyaviridae. Esta familia incluye agentes causales de dos graves enfermedades humanas, la Fiebre Hemorrágica con Síndrome Renal en Asia y Europa y el Síndrome Cardiopulmonar por Hantavirus en América (SCPH).
Ministerio de Salud de Chubut
En Argentina se conocen casos de esta enfermedad desde mediados de la década del 80, desde entonces ha evolucionado como un problema emergente de salud pública.
El SCPH ha sido identificado solamente en el continente americano o en viajeros que han visitado este continente. Si bien las infecciones por hantavirus tienen una baja incidencia (bajo número de casos), son de importancia para la salud pública por su mortalidad, por el riesgo de la presentación de brotes y por el hecho de que no existe un tratamiento específico, por lo que es imprescindible adoptar ciertas medidas de prevención en las áreas donde viven roedores.
Los reservorios de los hantavirus son aquellos roedores de la familia Muridae, subfamilia Sigmodontinae, como el Oligoryzomys longicaudatus, el Oligoryzomys chacoensis y Oligoryzomys flavescens entre otros, que habitan entornos rurales; sus madrigueras pueden hallarse entre arbustos, árboles, grietas o huecos que encuentren en troncos o debajo de ellos u otros objetos, aunque también pueden construir sus nidales en el suelo.
Transmisión
El modo de transmisión más importante es por inhalación de aerosoles provenientes de las heces, orina y saliva de roedores portadores. Otras posibles vías de inoculación son las mucosas (conjuntival, nasal o bucal), mediante el contacto de las manos contaminadas con el virus, por contacto íntimo o estrecho con un paciente especialmente durante la fase prodrómica. Excepcionalmente, puede adquirirse la infección por ingestión de alimentos o agua contaminada con secreciones infectadas o por la mordedura del roedor.
Diversos estudios han demostrado la trasmisión entre humanos, correspondiendo a una situación de muy baja frecuencia y afectando principalmente a contactos estrechos. El período de incubación es difícil de precisar, aunque frecuentemente fluctúa entre 1 y 3 semanas, con un rango de 7 a 45 días.
Infección: ¿transmisión entre humanos?
El análisis de la situación epidemiológica del hantavirus demuestra que es una enfermedad endémica de tipo estacional, que en algunas ocasiones se presenta como conglomerados de casos.
En 1996, a raíz del estudio molecular y ecológico de un brote ocurrido en la localidad de El Bolsón, Argentina, y que involucró cerca de 20 casos, se planteó por primera vez la evidencia epidemiológica y virológica de transmisión persona a persona, considerándose este mecanismo como excepcional. Posteriormente, se han informado otras instancias en que ha ocurrido transmisión entre humanos. Todas las personas sin infección previa son susceptibles. Si bien se desconoce la protección y duración de la inmunidad conferida por la infección previa, no se han identificado reinfecciones. Las infecciones por hantavirus afectan con mayor frecuencia al sexo masculino, y a personas jóvenes.
La transmisión al humano generalmente ocurre al introducirse en el hábitat de los roedores en zonas suburbanas y ambientes rurales, principalmente en los peri-domicilios y durante el desarrollo de actividades laborales, recreativas, o en lugares cerrados como galpones o depósitos infestados por roedores.
La infección dentro del domicilio puede ocurrir por invasión de roedores silvestres en busca de alimento o refugio. Se considera que presentan mayor riesgo de exposición para contraer el síndrome cardiopulmonar por hantavirus los siguientes grupos de población: • Pobladores rurales, camioneros o transportistas, guardafaunas, guardaparques, gendarmes, policía, trabajadores de vialidad, trabajadores municipales, recolectores de residuos, de sectores rurales donde habita el reservorio. • Turistas, acampantes, pescadores, etc. que ocupan cabañas que han permanecido cerradas o refugios naturales en áreas con evidencia de roedores. • Convivientes, familiares directos de la persona enferma, agentes de salud, vinculados a la atención de estos pacientes que no hayan tomado medidas de aislamiento respiratorio y adecuada protección.
Características de la enfermedad
El síndrome cardiopulmonar por hantavirus puede presentarse como un cuadro leve con un síndrome febril inespecífico o llegar hasta la manifestación más grave con insuficiencia respiratoria grave y shock cardiogénico.
En base a la experiencia de nuestro país, se pueden considerar las siguientes formas de presentación: • Forma febril indiferenciada • Formas con compromiso abdominal, renal, hemorrágico o neurológico • SCPH: a) injuria pulmonar moderada sin compromiso hemodinámico, b) injuria cardio- pulmonar severa con compromiso hemodinámico pero buena respuesta al tratamiento c) injuria pulmonar severa con shock refractario.
Si bien es difícil de precisar, el período de incubación fluctuaría entre 7 a 45 días. En algunos casos, la información disponible ha permitido una mejor estimación, acotando este período a un lapso de entre 7 y 21 días, estableciéndose por convención en 30 días.
¿Cuándo sospechar una infección por hantavirus?
El equipo de salud debe evaluar el riesgo del paciente de acuerdo a: • antecedentes clínicos • antecedentes epidemiológicos.
Se debe sospechar la infección por hantavirus en cualquier persona que consulte por un cuadro de fiebre mayor de 38° C, sin etiología definida, acompañado de alguno de los siguientes signos y síntomas: mialgias, escalofríos, astenia, cefalea o dolor abdominal y que en las seis semanas previas al inicio de los síntomas pudo estar expuesto al contacto con roedores silvestres. En zonas endémicas, el diagnóstico debe sospecharse ante todo paciente con un síndrome febril inespecífico. La sospecha debe ser mayor si se encuentran: – trombocitopenia, – recuento de blancos con desviación izquierda, – presencia de inmunocitos, – hemoconcentración, – radiografía de tórax con infiltrado intersticial.
Control y prevención: Las medidas tendientes a evitar el contacto del hombre con los roedores y sus excretas son las medidas más eficaces para la prevención de hantavirus. El modo de transmisión más importante para el humano es la inhalación de aerosoles provenientes de las heces, orina y saliva de roedores infectados. Las medidas destinadas a evitar el contacto del hombre con los roedores y sus excretas, resultan las más eficaces para prevenir la infección por Hantavirus. Por esta razón, la estrategia de prevención más eficiente es:- la comunicación del riesgo para un reconocimiento temprano de signos y síntomas – educación sanitaria ambiental de la población en las zonas de riesgo – capacitación a los equipos de salud, a fin de que participen activamente en la difusión de las medidas de prevención y estén en condiciones de detectar oportunamente los casos de SCPH. (Min. Salud. Chubut)